Modificar conducta, una tarea de un paso a la vez
Todos los niños desarrollan conductas que deben ser corregidas, mas, en nuestros chicos que tiene trastorno del espectro autista esas conductas disfuncionales tienden a ser más difíciles de manejar, al punto de que son perjudiciales para su forma de relacionarse y aprender.
El análisis conductual aplicado (ABA) es una de las terapias que mayores y mejores resultados ofrecen a las personas que tienen autismo, no obstante, para que sea efectivo el método se tiene que aplicar de forma metodológica, organizada y escrita, es decir, llevando un registro de las conductas del niño, cuáles son los antecedentes de esa conducta, qué tipo de refuerzos se utilizan y cuál es la respuesta que se obtiene.
Así lo explicó la psicóloga y especialista en aplicación de esta técnica, así como del curriculum funcional natural, Lissett Basmeson, quien es desde su fundación directora de la Fundación Enséñame a Vivir.
Basmeson, quien dio una charla para familiares de personas con autismo en el Centro Ann Sullivan Panamá, el pasado 19 de julio, explicó que lo primero que debe hacerse cuando un profesional recibe a un niño para efectuar terapia de modificación de conducta es hacer un "análisis funcional de la conducta, para saber cuáles están interfiriendo en el aprendizaje del niño".
Indicó que debe hacerse una lista de tres o cinco de esas conductas inadecuadas del niño y priorizar. Un niño que muerde, que pega o que grita, a menos que tenga otras conductas peores, son las primeras a trabajar, señaló la especialista, quien agregó que todas ellas son conductas medibles.
Basmeson manifestó que el programa ABA no se aplica a todos los niños por igual. "Se observan las conductas que tiene, se mide cada qué tiempo se presentan y después miro qué voy a hacer para ese niño, cada uno debe tener un modelo diferente", remarcó.
"No se hace adivinando cada día qué vamos a hacer con el niño" conforme presenta una conducta, agregó.
Para cambiar las conductas disfuncionales este método utiliza conceptos de refuerzo y extinción. Si tenemos una conducta que queremos mantener e incrementar, utilizamos refuerzos positivos; y si lo que queremos es extinguir o erradicar aquellas que afectan el desarrollo del niño es necesario anticipar, conocer qué desencadena la conducta, para poder trabajarla.
Hay niños que responden a estímulos sensoriales, a olores, al tacto suave, mientras que hay otros que responden a la comida, a la música, por ello es necesario que la familia, que el especialista identifique qué le gusta al niño, qué lo mueve, a fin de utilizar eso como una herramienta para trabajarlo.
Ahora, es importante que todo el entorno familiar pueda responder de igual forma ante la conducta que se presenta, es decir, que se aplique la misma contingencia (el estímulo positivo o de extinción) sin importar quien acompaña al niño: los padres, los abuelos, los maestros o su especialista de ABA.
Descubra mucho más esta metodología en el video.