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Autismo y estimulación electromagnética transcraneal personalizada

La tecnología EMBP, de cuarta generación, busca modular las ondas cerebrales, eliminar el ‘ruido’ interno y, con ello, disminuir las estereotipias, regular el sueño y mejorar la comunicación del niño.

Autismo y estimulación electromagnética transcraneal personalizada

La estimulación electromagnética transcraneal tiene décadas de estudio y uno de sus pioneros es el doctor Yi Jin, neuropsiquiatra e investigador que ha dedicado al menos los últimos 30 años de su vida a perfeccionar su técnica, que está basada en los primeros principios de la termodinámica y la forma en que el cerebro procesa la información, así como en sus experiencias clínicas en psiquiatría.

 

Según la teoría de Jin, “la cognición y sus anomalías son epifenómenos de estrategias de supervivencia subyacentes del sistema nervioso central. Los comportamientos anormales se modelan como fenómenos causados ​​por desviaciones del estado predeterminado y cambios compensatorios posteriores en el cerebro”.

 

El doctor Jin estuvo en Panamá esta semana y dictó una docencia para médicos y personal de salud en Pacífica Salud, titulada “Consciousness and EMBP Protocol in neural modulation”. Al explicar la teoría que subyace a su técnica, de modo muy resumido y coloquial dijo que busca ir más allá del “acercamiento unidimensional que da la psiquiatría, mirando los síntomas, identificando una manera de entrar en las ramas, en las raíces y dar con el problema”. En función de esto, el EMBP está diseñado para proveer “estimulaciones electromagnéticas para modular los sistemas y cambiar los resultados”.

 

Usando diferentes tipos de estimulaciones sensoriales y estudios de imagen neurológicos, el investigador ha encontrado que el “proceso cognitivo cerebral es discreto y su precisión depende de las oscilaciones rítmicas internas. El ritmo per se, sin embargo, es tunable (modulable) a través de una estimulación externa apropiada”.




 

Durante su conversación, Yi reconoció que lo han criticado mucho a lo largo de los años, que le dicen que solo tiene un tratamiento, un protocolo, a lo que él responde explicando que lo que hace no se trata de enseñanza médica porque él no está tratando una enfermedad, que él  solo ve la condición cerebral, y que en su “librito” solo está que 97% de los cerebros son normales y el resto es estadísticamente anormal. “Y esta anormalidad en mi librito no es sobre salud sino sobre condición cerebral. Pero usualmente esta condición cerebral está asociada con algunos síntomas (…) le digo a la gente que yo cambio la condición cerebral, no cambio tu enfermedad”.

 

Para hacerlo más claro puso el ejemplo del tratamiento para personas que sufren abuso de sustancias. En este caso, explicó, puede cambiar la condición cerebral para hacer a la persona más receptiva a otros tratamientos, como el CBT (cognitive behavioral therapy), pero también les dice que el tratamiento con su máquina va a evitar que consuman drogas, que se van a sentir mejor y que, temporalmente, evitará que usen drogas. No obstante, agrega, también les advierte que sin live coaching, es decir que, si no se integran a un programa que les ayude a vivir con su condición, a manejarla, tendrán una recaída pronto.

 

Sobre el trastorno del espectro autista, en el que existe mucha aprensión por esta técnica, Yi manifestó que ha hecho varios estudios en niños con autismo, entre ellos con autismo severo, y que se ha tenido mejora en la disminución o extinción de estereotipias, en comunicación y, en general, en la eliminación del “ruido” –por el exceso de estimulación cerebral— que impide que la persona con esta condición esté tranquila: personas con autismo que no dormían y que pasaron a dormir 12 horas continuas o que de no hablar nada empezaron a tratar de entablar una comunicación, a emitir palabras.


También manifestó que no significa que con este tratamiento los niños no requieran el resto de los apoyos técnico-educativos y familiares, más bien que la estimulación electromagnética transcraneal personalizada (EMBP) es un apoyo más que puede facilitar el avance en las otras áreas, y aseguró que, aunque el niño tenga recaídas, es decir, que en momentos de estrés reaparezca la estereotipia, lo que el niño gane con el EMBP no se perderá, el lenguaje, algunas habilidades cognitivas se desarrollarán, la comunicación en particular. “Si puedo exitosamente reducir la entropía interna, que es ruido, estarán más abiertos a ciertos estímulos externos”, afirmó.



 

Mencionó un estudio con 24 casos de niños con autismo severo, no tenían lenguaje, no controlaban esfínteres, incluso algunos no caminaban. En el grupo placebo en las primeras cinco semanas no hubo cambios y el grupo tratado tuvo mejoría significativa en cinco semanas. Después de esos resultados, agregó, todos recibieron el tratamiento y en la primera semana mejoraron paralelamente; y siguieron mejorando.

 

Al concluir su explicación, Yi fue consultado específicamente sobre el uso del EMBP –que es la tecnología de cuarta generación que está utilizando en este momento--. Le preguntaron a qué edad se le puede comenzar a un niño con autismo el tratamiento, qué tipo de estimulación se hace (de alta o baja frecuencia) y cuándo pueden empezar a verse los resultados.

 

El neuropsiquiatra detalló que ha tratado niños desde los 2 años hasta adultos de 38, aunque la mayoría de los pacientes con autismo que atiende están entre los 7 y los 12 años. “Si tienen algún niño autista en casa, traten de tratarlos antes de la pubertad. Si se trata después de la pubertad por lo general se alarga el tiempo del tratamiento”, indicó.

 

Explicó que la estimulación se hace en la frente y que alcanza todo el cerebro; que no utiliza frecuencia alta ni baja, sino una “pulsación aleatoria”, “no hay frecuencia”; y que los resultados pueden ser tan rápidos como después del primer día.

 

En cuanto a la permanencia en el tiempo de los resultados del tratamiento, apuntó que el estudio varía de persona a persona pero que en autismo “ninguno recaerá, si el niño empieza a hablar no dejará de hacerlo”.  Y relató un caso. “Uno de mis pacientes con Síndrome de Down, de 11 años, con una severa naturaleza autística (autismo severo) nunca miraba a los ojos a sus padres, nunca dijo una sola palabra; cuando tratamos al niño –primera sesión, llevaba dos rondas de seis segundos por un minuto de descanso en cada una—, antes de que empezáramos la tercera ronda se dio la vuelta y miró a mi técnico y le dijo una palabra. Nunca había dicho una sola palabra en su vida y de repente pudo hablar”.

 

Jin dijo que les explica a los padres que la condición del niño puede ponerse peor y que él los puede tratar, hacerlos felices, que se sientan cómodos internamente.

 

¿En el caso de los chicos con autismo, ha tenido algún efecto secundario significativo?, consultó una de las participantes. Yi respondió: El mayor efecto secundario negativo es epilepsia, la epilepsia es una comorbilidad del autismo (…). De los 16 mil casos que he atendido solo 2 han tenido crisis epilépticas.  En muchos otros casos, como leo todos los EEG, veo focos epilépticos. La buena noticia es que cuando paras, se detienen, no durarán.


De otro lado también lo usé para tratar exitosamente dos casos de epilepsia resistentes al tratamiento y pasaron de convulsionar 110 veces al día a una vez por semana en menos de un mes y siguen mejorando significativamente.


Puede acceder a la hora de vida del doctor Yi Jin aquí.

Algunos de sus estudios están disponibles aquí.


Lo que dice la Clínica Mayo sobre la estimulación magnética transcraneal.

​© Copyright Cecilia Fonseca Sánchez, Panamá, República de Panamá

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